Los
signos positivos son que el Estado seguirá recibiendo fuertes cantidades de dinero
por el precio internacional del petróleo, que continuará creciendo; de sus
volúmenes exportados, que Petroecuador se encargará de aumentarlos en varios
miles de barriles por día, según lo esperado; y, del aumento de las
recaudaciones tributarias, que se prevé como efecto de la ley que entró en
vigencia en enero. Es posible que también haya ingresos por la nueva y
potencialmente grande exportación minera y ahorros significativos en
los subsidios, vía racionalización de los precios de los combustibles o cambio
de algunos productos de menor octanaje por otros más costosos.
Los
signos negativos surgirán posiblemente de la continuación de la política de gasto
público desmesurado; del consecuente incremento de la demanda del Estado y los
consumidores, que se satisfará más que proporcionalmente con productos
importados, afectando gravemente a la balanza comercial; y, del posible aumento
de la ya frondosa burocracia, tradicionalmente realizado en épocas electorales. Sin
embargo, el Gobierno calcula que su déficit, sobre un Presupuesto de más de 27
mil millones de dólares, estará en el orden de los 4 mil millones y tendrá un
financiamiento adecuado.
Es posible que el Gobierno, basado en sus enormes recursos, continúe
poniendo énfasis en atender a los sectores sociales más pobres y en desarrollar
infraestructura visible por la ciudadanía, a fin de lograr su voto en las
próximas elecciones. Incluso se ha mencionado por el Presidente su interés de
actuar en rubros poco atendidos, como el de la reforma agraria y la agricultura
de consumo interno.
El costo mensual de la canasta básica superará los USD 600. La inflación
mantendrá los niveles del año 2011, de alrededor del 5% anual. Esto,
como consecuencia de la cantidad de dinero que circulará en el país y de la
eventual escasez de algunos alimentos, pues se ha anunciado que habrá muchos
meses de fuerte invierno en la Costa.
El sector privado comercial y de la construcción, como resultado de la
política de gasto público, tendrá un buen año. Habrá grandes empresas que
ganarán mucho dinero vía los contratos de obra pública o el dinamismo del
consumo.
Sectores
industriales protegidos (en algunos casos en demasía), crecerán el próximo año en forma
interesante; entre ellos, posiblemente el de calzado, el textil y de prendas de
vestir (para el que se anuncia 9% de incremento anual) y el automotriz. Este
último deberá acomodarse a las nuevas regulaciones ambientales y a la
tributación “verde” instaurada para frenar el uso de vehículos que atenten
contra el medio ambiente.
El sistema financiero, especialmente la banca, continuará beneficiándose, aunque no con el dinamismo del año 2011, de la fuerte circulación de dinero en el país y del acostumbramiento de la gente al “crédito fácil” que surge de la posesión de las tarjetas de crédito. Si bien los bancos tendrán que abandonar por presión legal algunas actividades que venían desarrollando, sus operaciones se beneficiarán de la creciente demanda estatal y privada. Las cooperativas ganarán terreno en este mercado.
La
generación de empleo y la consecuente
reducción del subempleo y el desempleo seguirán siendo preocupaciones
nacionales. Esto, debido a que el Estado llegará al límite de sus posibilidades
de generar plazas de trabajo, dado el peso total y relativo que la burocracia
tiene en el Presupuesto fiscal; y, a que el sector privado, inducido por la
crecida carga tributaria, los mayores controles gubernamentales sobre sus
actividades y el mayor costo de la mano de obra, preferirá intensificar el uso
de maquinaria y no contratar personal o desplazarlo tan pronto como le sea
posible.
El
comercio exterior continuará
generando fuertes ingresos por exportaciones; básicamente por la exportación
tradicional, si bien se registrará una serie de nuevos productos de valores
pequeños y medianos. Lamentablemente, la política comercial del Gobierno
afectará el saldo de la balanza comercial, porque las importaciones serán
mayores que las exportaciones y no se habrá cambiado las estructuras de destino
por países y de productos exportados. Además, se empezará a sentir los efectos
negativos de la vigencia de los TLC de Perú y Colombia con Estados Unidos y la
UE, y de la errada resistencia del Ecuador a llegar a acuerdos comerciales con
ellos. De otra parte, una eventual profundización de las relaciones comerciales
con el MERCOSUR solo traerá aumento del desequilibrio de la balanza comercial
con ese bloque.
La
inversión extranjera, que el Gobierno
anuncia será cuantiosa, continuará orientada al petróleo y la minería, y
posiblemente no produzca los resultados esperados por este Gobierno para el año
2012. En los otros sectores será pobre y a veces solo efecto de la reinversión
de utilidades de empresas radicadas en el país.
La
deuda externa del Estado ya no es
preocupante. Su nivel total será relativamente bajo dado el registro actual de
la economía, pues el PIB en términos corrientes fue de 58 mil millones de
dólares en el 2011 y la deuda externa está en USD 10 mil millones (17%).
Proyectos
importantes, como el Coca Codo Sinclair, de
electricidad; la Refinería del Pacífico, de hidrocarburos; el aeropuerto de
Quito y sus vías de acceso; el tramo Rumichaca – Riobamba de la carretera
Panamericana, pueden tener avances significativos, que le den a la
población esperanzas de lograr un mejoramiento sustancial de la competitividad
e incluso generar exportaciones de servicios.
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